Las islas son entornos susceptibles a desastres naturales y efectos negativos del cambio climático, caracterizados también por una elevada dependencia de combustibles fósiles importados, dificultad para desarrollar economías de escala, entre otros factores que limitan sus oportunidades de desarrollo y la provisión de bienes y servicios como la electricidad. Debido a estos factores, la planificación energética para islas se convierte en un gran reto a la hora de establecer un modelo sostenible.